sábado, 22 de octubre de 2016

Los fusilamientos del 3 de Mayo 1808

El 3 de Mayo en Madrid o los fusilamientos del 3 de Mayo 1808 es un cuadro pintado por Goya (1814) en óleo sobre lienzo.
Goya pintó dos cuadros sobre la guerra de la Independencia el citado anteriormente “Los Fusilamientos del 2 de Mayo” y este.

El contexto histórico de este cuadro se da en los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pio. Cuando los franceses se habían apoderado de España y es por eso que se puede observar los desastres de la guerra.  Esta obra está basada cuando el pueblo de Madrid se rebeló contra el ejército francés de Napoleón Bonaparte.

El grupo de hombres  de la izquierda representan la pobreza enfrentándose horrorizados a un pelotón de fusilamiento perfectamente alineado. Si nos fijamos podemos ver como Goya no pintó el rostro de ninguno de ellos. No se ve que haya ningún oficial al mando solamente un pueblo que va a morir y el pueblo al que debe matar.

El cromatismo predominante en este cuadro son los tonos oscuros como ocres, negros y grises así como los fuertes contrastes con los blancos, amarillos y rojos. El color que más destaca es el blanco en la camisa blanca del hombre que está alzando las manos y la luz del farol que proporciona luminosidad a la escena.  La gran mancha roja del suelo destaca dramáticamente ya que expresa la violencia de la acción.

En cuanto a la luz se emplea un tenebrismo para conseguir un efecto más dramático. Un fondo oscuro y el único punto de luz proviene del farol que ilumina la zona de los patriotas dejando así a los soldados franceses en la penumbra dibujando sus sombras en el suelo.
Los contornos están perfilados de color negro sin respetar sus formas, cuerpos y rostros están deformados. La pincelada es amplia, larga y con grandes manchas. Presentan una excepción los soldados que están situados a espaldas del espectador que está viendo el cuadro ya que son los únicos que presentan una diferenciación de sus cuerpos marcados por las líneas de sombras y colores de distintos tonos.


La composición del cuadro  está predeterminada por dos grandes diagonales que se cortan en el farol colocado en el suelo. Estas provienen de la montaña y la del pelotón de fusilamiento las cuales dotan de profundidad al cuadro.  A la izquierda se encuentran los cadáveres colocados en primer plano. La figura de la camisa blanca es el centro de atención de la composición así como su remarcación de ser el centro con una especie de muro formado por los soldados. Así como a medida que va avanzando la composición en perspectiva los rostros son cada vez más borrosos igual que al fondo la ciudad. Las líneas no son rectas sino que todas ellas son ondulantes que dotan al cuadro de dinamismo y movimientos.

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